Bonito con tomate.

Hoy volvemos con receta, una receta que espero que os anime... de temporada, facilona, riquísima y muy económica.




Bueno, lo de económica, viendo cómo están las cosas, viendo los precios de los alimentos, y principalmente de los productos frescos una ya no sabe ni cómo ni qué comprar.
Por eso os recomiendo que en estos días os hartéis de estos productos, tipo bonito, tomates, melocotones o la lechuga tan de temporada en este momento y por ende de un precio más asequible... eso es lo que hacíamos antes, llegaba el verano y todo se iba en pistos, bonito, anchoas y tirar de las últimas conservas que "niña necesito el tarro para la conserva de este año!!". Pues aquí como no hay nada nuevo bajo el sol vamos a tener que ir recuperando esas costumbres, en detrimento de unas que ya hoy no sólo son complétamente ineficientes sino que nos vacían el bolsillo en un momento en que menos falta nos hace... esa práctica de comer de todo, todo el año... no, en serio os recomiendo aprovechar los productos de temporada, congelar, conservar y luego tirar de ello todo el año.
Yo (más por falta de espacio que por ganas... todo hay que decirlo, aunque.... ejem, no os chivéis a mi hermana... pero ya he estado mirando congeladores de esos industriales... ejem,.. aunque como diría mi padre si meto uno de esos en casa... salgo yo, jejeje) hago conservas.... como una descosida.
Ya he empezado a embotar bonito, en aceite, en escabeche, y a congelarlo... cocinado en tomate, o en guisote tipo marmitako.
A liarme la manta a la cabeza con mermeladas y compotas, haciendo salsa de tomate, piparras en vinagre, cociendo y congelando verduras como bainas, pufff y lo que os dé la gana.
Como os digo merece mucho la pena tener producto de temporada todo el año y esta creo que es una de las mejores maneras.

Volviendo al bonito os diré que con el bacalao y las anchoas son mis pescados favoritos...¡¡los comería todo el tiempo sin cansarme!! Y llegando al Norte lo primero que he hecho ha sido comprar bonito como si me fuera la vida en ello... y comprarlo como hacía mi abuela, nada de esos en trocitos, no... ¡¡uno enterito!! No muy grande, de unos 5 kilos, que he pedido me limpien bien pero que luego me he llevado tal cuál..., en grandes bolsas para trastearlo en casa como he querido.
Una cosa que me sigue dando un poquito de rabia y que supongo que aún es inevitable es la cara de suficiencia/perplejidad/esta-no-sabe-lo-que-hace que me ponen en los comercios cuando voy a comprar.
Yo suelo ir con mi lista (otra recomendación de la que os hablaré otro día y que como veréis me salto a la torera) sabiendo de antemano qué y para qué quiero comprar tal o cuál cosa.
Suelo entrar en la tienda,  coger mi número y sin decir nada a nadie (a pesar de que la gente te mira ¿?¿?¿?¿?) pasearme arriba y abajo viendo el género. Que sí, que a lo mejor me miran por eso... yo soy miope... y veo bien, vaya, que llevo lentillas... pero soy de las que me acerco un poquito a mirar de cerca... y de las que como diría mi padre "le entra más por el ojo que por el cuajo"... como quién va a comprar unos zapatos... por muy de moda que estén y por muy buen precio que tengan si no son bonitos aquí no hay tutía. Pues me pasa igual con la compra... si un producto no tiene buen aspecto no me lo llevo. Así que mientras me paseo y veo lo que tienen voy rehaciendo mi lista... cambio salmón por pez espada... o almejas por mejillones que siempre son más económicos... así.
Y ya cuando me toca pedir empieza el circo... yo que ya me lo conozco empiezo por lo fácil, por lo que sé que no va a dar problema.... "Ummm... ¡¡qué buena pinta la lubina!!.. me llevo una pequeñita, abierta por la mitad". Y la pescadera ya me empieza a mirar... un pelo recelosa en plan "me espero a que llegue la mamá y me confirme" y en plan "esta no sabe lo que está pidiendo, ja!", yo sonrío como una santa y me espero. Bien, primera prueba superada.

Siguiente... quiero un kilo de salmón en lomos enteros... vuelta mirada cejijunta y esta vez ya más lanzada... "¿Pero en lomos? Mira que te va a salir una pieza muy basta". Total que vuelta a mi sonrisa angelical y ya en modo "tengo que dar explicaciones o la tía esta no me lo vende" así que le confieso "si, asi, de una pieza... lo quiero para hacerlo marinado" ¡¡epa!! Se harmó el circo... ya todas las señoras mirándome de la cabeza a los pies... preguntándose si me estoy tirando un farol o lo digo enserio... Al menos a la pescadera ya se le ha cerrado la boca y procede...
Seguimos... ahora quiero un kilo de boquerones en dos paquetes... y vuelta sonrisita condescendiente "nosotras no limpiamos el pescado" con el plural corporativo muy ensayado... y yo ya perdiendo la paciencia... (porque... ejem... ya he pasado por la carniceria y la charcutería!!!!) pongo lo que llama mi hermana la sonrisa más falsa de la historia y digo "muy bien" masticando cada palabra.

Las otras señoras... ya entonces se dan cuenta que lo mío no es un lomito de merluza,... que lo mío va para largo (vaya que procuro acumular lo más posible por estas cosas que me pasan) y se remueven inquietas... siguen con las miraditas filosas a las que yo no hago ni pun caso porque estoy medio doblada en plan contorsión para ver lo que le hacen a mi pescado... (¿porqué no ponen los expositores y sus encimeras a distinto nivel?) mientras le hago preguntas a la pescadera tipo ese pez de donde ha salido... mientras mi hermana que para esto es la persona a la que te querrías llevar a tu propio linchamiento... estoica no es la palabra... ella rebota balas, como los guardaespaldas del  presidente... pues así, tiene cara de "paso de todo-pero no me toques las narices porque te estoy mirando, señora" pues eso... así que entiendo que la gente nos mire... pero no aguanto su actitud!!!.

Sigamos... ya lo último, el tiro de gracia... para lo que me he ido preparando toda la mañana... destenso los hombros, giro el cuello, miro de reojo como mi hermana wasapea con quien sea y lanzo... "y quería bonito..." sonrisa profident, mirada a la zona del bonito, mirada a la pescadera "uno entero... como de cinco kilos" ¡¡plafff!! ¡¡Se armó la gorda!!
La pescadera, gracias a Dios, ya ni parapadea... se acerca a la zona del bonito y me pregunta cuál quiero... yo que en mi expedición inicial he elegido varios le pregunto por los pesos... nos enzarzamos en un saca-mete de la balanza hasta que doy con el mío...
Y ya llegamos a la pregunta de si tiene que preparármelo... "No, ¡¡qué va!! Pártamelo en 3 para que pueda llevármelo a casa, pero déjemelo entero, lo quiero para embotar" ¡¡Oye!! Me llevo la primera sonrisa desde que he entrado por la puerta.
Para entonces las demás señoras se lanzan... en plan inseguro, a preguntar... principalmente por el salmón marinado, yo doy la receta... ellas me dan consejos para embotar... mi hermana pierde su aire de guardaespaldas cuando oye el importe total... y ahora pasa a la expresión del cuadro del grito de Munch, mientras bisbisea que yo he pasado de gastar en ropa a gastar en productos de alimentación, jejeje... y sale la pobre cargada con dos kilos de pescado.
Mientras yo salgo triunfal de la pescadería...  aunque tranquilos, el efecto es efímero.... me tocará pasar por lo mismo la semana que viene, nunca dura... nunca.

De acuerdo... ya tengo el pescado en casa... y a pesar de que lo quería para embotar... y después del disgusto que se ha llevado mi hermana y que os aviso no se le ha pasado... vamos que me ha traido a casa a un trote tremendo mientras no para de decir que esto no nos cabe en ningún sitio, que cómo van a comer todo esto dos personas.... etc, etc...
Pues nada, para calmar las aguas, un capricho,... haré una rodaja de bonito con tomate, y todo perdonado (ejem... o no, en su caso es un no...).
El bonito con tomate es un clásico, es riquísimo y es facilón... por eso será un clásico.
Es la típica receta que pega con todo, en plan tapeo caliente, comilona familiar, cena pija con amigos o ¡¡Dios mío viene la suegra a comer!!:
De esos que se preparan solos y que sólo necesitan dos cosas... pero dos cosas estupendas, eso sí... un buen pescado, y una buena salsa de tomate.
Es mejor comerlo de un día para otro, que los sabores se asienten, bien calentito. Yo no suelo acompañarlo con ninguna guarnición, sino que hago un primero... una ensalada, una verdura cocida o incluso una crema, a continuación el bonito y un postre ligerito.
Una rodaja hermosita... somo la que veis en la foto de dos dedos de grosor más o menos (unos 700 gramos) cunde para unas 4 personas con apetito, mirad que es un plato contundente y un poquito pesado... por eso lo ingredientes tienen que ser de calidad, sino empezamos con las digestiones etc...

Os dejo con la receta.

Bonito con tomate.
 
Ingredientes para 4 personas:
- 1 rodaja entera de bonito (de unos 700 gramos)
- Una lata de tomate triturado de 800 gramos
- Una cebolla picada en brunoise
- Un diente de ajo
- Aceite de oliva
- Media cucharada de pulpa de pimiento choricero
- Sal y pimienta
- Pimientos del piquillo en tiritas


Modo de hacerlo:
1. Lo primero es revisar el bonito, lavarlo bajo el chorro y comprobar que no han quedado restos de escamas. Dejamos entero. Salpimentamos.
2. Ponemos una sartén al fuego, con unas gotas de aceite... lo mínimo, pensad que el bonito ya es un pescado graso, y cuando la sartén esté humeante metemos el bonito. Hay gente que le gusta más o menos crudo, yo lo prefiero bien hecho y con la carne prieta... pero sin pasar, así que lo hago hasta que veo que el centro... (donde podéis ver la carne sin piel, primero rosa y conforme se va cocinando blanca),  se ve cocinado hasta la mitad... doy la vuelta y lo mismo por el otro lado, aquí veréis cómo el grosor se vuelve blanco del todo.  Está listo. Retiramos del fuego y reservamos en una olla poco profunda.
3. Hacemos la salsa de tomate. Sofreímos la cebolla y el diente de ajo en una olla con un par de cucharadas de aceite.
4. Cuando se ponga blandita y transparente añadimos el tomate triturado, salpimentamos, añadimos la pulpa de pimiento choricero y dejamos cocer unos 20 minutos a fuego lento y cubierto.
5. Apagamos el fuego, trituramos la salsa de tomate muy bien y la vertemos sobre la rodaja de bonito. Dejamos que cueza a fuego bajito otros 10 minutos. Apagamos el fuego, tapamos y dejamos que se enfríe en la olla antes de meter a la nevera hasta el día siguiente.
6. Si optáis por comerlo en el día, o al día siguiente seguimos este paso indistintamente.
Sacamos en primer lugar la rodaja de bonito y procedemos a limpiarla y separar los lomos, primero la piel, luego las espinas y una vez con los lomos enteros les quitamos las partes negras.
(Limpiar el bonito es opcional, pero os lo recomiendo...  llevar la rodaja a la mesa puede ser más efectista pero tratar de dividirlo y servirlo en ella, no...).
Con los lomos listos volvemos a incorporar a la cazuela, cubriéndolos de la salsa de tomate, ponemos a calentar y decoramos por último con unas tiras de pimiento de piquillo.
7. Servimos bien caliente con mucho pan.

¿Qué os ha parecido? Sencilla, ¿no?... Sé que hay gente que no cocina el bonito sino que lo deja hacerse en los últimos minutos en la salsa de tomate... yo he probado a hacerlo así.. y bueno, a mí no me gustó... el tomate acaba con regusto de pescado crudo, el bonito no se cocina bien del todo y el sabor del plato no tiene nada que ver. Como siempre para gustos los colores... este es el que nos gusta en casa, si lo probáis vosotros decidme.

Un besazo enorme y hasta este fin de semana, Luz.

Comentarios

  1. Demasiado hecho. Con el tratamiento que le has dado, quedará seco. Fijo. El bonito hay que guisarlo muy poco. Lo justo para que empiece a cambiar de color. Si te pasas, mejor te comes un solomillo de cedro bien pasado. Es lo mismo.
    Yo lo salo, lo paso por harina (muy poca) y lo frío fuerte medio minuto por cada lado. Lo echo al tomate caliente y apago el fuego. En dos minutos con el calor residual del tomate está perfecto. Pruébalo y ya mente dirás. Seguro que te parece otro producto.

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