Pollo a la Kiev... pollo empanado, relleno de mantequilla aromatizada, no digo más.



¡Feliz día de viernes! Hoy es día de abrir la ventana y sonreír, de cantar en la ducha desafinando, de beberse no una, no... ¡dos tazas de café! De guiñarle un ojo a tu compañero de barra en el bus y de encender el ordenador dándole una palmadita, "tranquilo, tú también tienes vacaciones mañana", jejeje...



Y por ser viernes quiero enseñaros esta receta... ¡es una de mis preferidas! La descubrí hace un porrón de tiempo, pero, como suele ser habitual, hasta que no se la vi hacer a David de Jorge en Robin Food, lo mío era un churro con mayúsculas... desde entonces, ¡es una recomendación en toda regla!

El pollo a la kiev es una receta bien sencilla, si le pillas el punto al pollo, por supuesto. Odio cuando la gente dice eso de "esto es muy sencillo, sale a la primera, no tiene ciencia, con los ojos cerrados", porque luego pasa lo que pasa... como cuando estás sacándote el carnet de conducir y todos te animan con el "pero mujer, si conduce hasta el tonto del pueblo".
¡No ayuda!
Pues con la cocina es lo mismo, cuanto más fácil te dicen que es y menos te sale, más te frustras tú porque entonces es que el tonto eres tú... ¡nada de eso!

En mi opinión la cocina es como tener tu propio estilo, y así se lo explico a muchos alumnos en los cursos... cuando tienes 10 años dejas que tu madre te elija la ropa y ni te fijas en ella... con 15 ya quieres comprártela tú y llevas exactamente lo mismo que todas tus amigas... con 20 empiezas a hacer tus propios pinitos y ¡¡Oh Señor!! ¡es que no tenía ojos! Y... finalmente... cuando llegas a los 26, 28, 30 y asumes que nunca tendrás el cuerpo de Elsa Pataky, que llevar tacones 12 horas al día sólo hará que termines con la cara de Victoria Beckham y que tienes que arrastrar el mismo look, maxi-bolso y lentillas durante toda la jornada, vuelves a tus 10, vamos... ¡¡que ojalá alguien te eligiera la ropa!!

La cocina es lo mismo... comienzas comiendo lo que tu madre, tan cariñosa ella que te llena la nevera, cuando tus amigos empiezan a reirse de ti (con envidia, claro), por vago... te lanzas a comprar lo que ellos comprar, léase: comida preparada de la de calentar en el microondas... o mezclas en sobres a las que solo tienes que añadir una pechuga de pollo.
Finalmente, y ante esa mini-barriguilla que empiezas a echar, ¡te lanzas al ruedo que no puede ser tan difícil! Y oye, no todo se me quema... y para cuando llevas un tiempo pelando cebollas empiezas a interesarte por comer bien, por probar otras recetas, ¡por pedirle las suyas a tu madre! ¡¡¡Ay ha nacido un cocinillas!!!

Por eso siempre animo a todo el mundo a experimentar, quemar sartenes, acabar con las cosas en la basura y un bocadillo de Paté la Piara en la mano... pero ¡sigue cocinando! ¡Verás qué sensación cuando te salga rico!

Pues con este pollo pasa lo mismo... es receta ganadora... es un sencillo pollo empanado, ¡con sorpresa! Sip, dentro lleva una mantequilla aromatizada, esas que yo hago ahora a cascoporro gracias a Begoña que me las descubrió... desde entonces tengo el congelador lleno de tubitos que mi hermana odia, jejeje... y que siempre disfruta cuando añadimos a verduras, patatas, asados, etc...
El pollo queda jugosísimo, con todo el sabor de las hierbas y condimentos, ¡y se cocina en el horno! Con lo que no tienes el riesgo de quemar por fuera la pechuga y que quede cruda por dentro.
Y otra cosa, hasta que di con la técnica (y para eso aprendí la que David de Jorge explica) del bolsillito del pollo, ¡me lo hacía mi carnicero! Así que ánimo, ¡y a cocinar!

Receta de pollo a la Kiev.



Ingredientes para 4 personas:
- 2 pechugas de pollo hermosas, que tengan el solomillo ese trasero que a veces te quitan y venden aparte.
- 250 gramos de mantequilla.
- Las hierbas frescas que más te gusten, yo suelo poner perejil fresco y cebollino.
- 1 diente de ajo.
- Sal y pimienta.
- 1/2 taza de harina.
- 1 huevo batido.
- 1 taza de pan rallado gordito Panko, o pan rallado normal, en su defecto.
- 2 cucharadas de queso parmesano rallado.
- Palillos.

Modo de hacerlo:
1. Lo primero que hay que hacer, en esta receta, es la mantequilla de hierbas. Para ello en una picadora añadimos las hierbas frescas y el diente de ajo y picamos muy menudo. Añadimos la mantequilla en pomada y dejamos un minuto que se integre muy bien en la máquina.
También podemos hacerlo a mano, picando muy finito las hierbas y el ajo y mezclando con la mantequilla en pomada con una cuchara.
2. Una vez la mantequilla lista la colocamos encima de una lámina de papel film, enrollamos como si fuera un rulo y damos unas vueltas a los extremos para cerrarla como si fuera un caramelo.
Metemos en el congelador 15 minutos, ¡y lista!
3. Mientras esperamos podemos hacer el bolsillo al pollo.
Para ello cojemos la pechuga, y en la parte más gordita del lateral, ¡conservando el solomillo! metemos un cuchillo de puntilla, de los pequeñitos y bien afilados, y hacemos como un bolsillo o saquito, sin llegar a cortar por la mitad la carne, sólo unos 2 cm de ancho y unos 5 de largo, si te lo permite el tamaño de la pechuga.
4. En ese bolsillito vamos a meter unos trozos de la mantequilla que ahora, después de 15 min en el congelador, ya está firme.
5. Sé que parece que se va a salir, por eso, con ayuda del solomillo y de unos palillos vamos a cerrar bien el bolsillo, poniendo encima el solomillo y fijándolo bien con palillos.
6. Una vez hecho esto vamos a empanar el pollo, así, primero lo pasamos por harina, que habremos salpimentado; a continuación por huevo batido y, finalmente, por pan rallado al que habremos mezclado dos cucharadas de parmesano rallado.
7. Mi truco es que antes de freir las pechugas las metamos 10 minutos en el congelador... de esa manera la mantequilla recupera temperatura y la carne se enfría después de todo el toqueteo.
8. Ya entonces ponemos una sarten profunda en el fuego con 2 tazas de aceite, y, cuando éste esté bien caliente, añadimos las pechugas, y las dejaremos freir unos 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén doraditas.
9. Pasado ese tiempo las sacamos a una fuente de horno, sin escurrir ni nada, y metemos en el horno, precalentado a 180ºC para que se cocine el pollo por dentro... unos 20 minutos en total, calor arriba y abajo. Si veis que el pollo se tuesta de más, cubrirlo con papel de aluminio.
10. Una vez lo saquéis del horno servirlo acompañado de lo que más os guste... la sorpresa llega cuando cortas la pechuga en filetes a lo ancho de ésta y se perciben el aroma de las hierbas, la jugosidad y cremosidad del pollo y el huequito donde estaba la mantequilla que se ha fundido en la carne... ¡¡¡ahhh y retirar los palillos antes de servir!!!!



Os aseguro que es un plato delicioso, una manera 10 de comer pollo empanado y que quede perfecto.
Espero que os haya gustado la receta y que os animéis a prepararla... ¡ya me contaréis!
Yo me despido por hoy... ¡nos vemos el domingo con un reto especial!
Un besuco, ¡y feliz fin de semana!
Luz.

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